23 de enero de 2009

D3M


El pasado día 10 una serie de personas con nuestros derechos civiles y políticos intactos presentamos la iniciativa Demokrazia 3.000.000. En esa presentación pedíamos vuestra firma para poder desarrollar, atendiendo a la voluntad de este pueblo, un proyecto ilusionante en el que todas las ideas y expresiones políticas tuvieran cabida. Un proyecto para solucionar el conflicto que vive Euskal Herria y así acabar con el sufrimiento que conlleva. A falta de argumentos para hacer frente a la iniciativa, el Ministerio de Interior y sus policías respondieron como un resorte: amenazas y augurios de ilegalización, mostrando una vez más el Estado español su cerrazón y nula voluntad de solución.


Con el paso de los días otros políticos y medios de comunicación se han ido sumando a la lista de quienes, augurando la ilegalización de D3M, parece más bien que la piden a gritos y entre líneas quieren trasladar a la ciudadanía un mensaje: ¿Para qué vais a firmar?

Podríamos enumerar las mil y una razones que nos han llevado a cada uno de nosotros y nosotras a pedir vuestra firma. Pero quizás sea más interesante aprovechar la perspectiva que dan los años y hacer una humilde reflexión. Cuando hace 33 años luchábamos por unas condiciones dignas de trabajo y porque nuestro pueblo alcanzase un marco pleno de libertades, había gente que nos preguntaba: «¿para qué luchar?». Y 33 años después, cuando seguimos luchando para que haya verdad y justicia en torno a los crímenes del 3 de marzo de 1976, la respuesta es la misma. Luchamos para que este pueblo y sus trabajadores conozcan un escenario de democracia y justicia. Para romper el bloqueo, para cambiar la situación, para que Euskal Herria pueda decidir libremente su futuro. Y sí, al igual que luchamos entonces, merece la pena luchar hoy.

¿Para qué firmar? Para eso mismo. Para que cada cual pueda hacer su pequeña aportación, para cambiar las cosas, para intentar, entre todas y todos, llevar a Euskal Herria a otro escenario. Para que quienes lanzan la pregunta, quienes tan cómodos se encuentran en esta situación de bloqueo y tanto temen un cambio de verdad, sepan que tienen en frente miles y miles de firmas. Miles y miles de voluntades. Miles y miles de razones y argumentos a los que nos negamos a renunciar.

Por todo ello hay que firmar.

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